Un paraìso que està ahì afuera... y si lo busco... aquì dentro.

Un paraìso que està ahì afuera... y  si lo busco... aquì dentro.
una mirada

martes, 25 de agosto de 2009







melancolìa
tristeza
pèrdida

algunos de los estados emocionales que aparecen en este maravilloso video

http://www.youtube.com/watch?v=hb-0Py80cMY

















la siesta es la excusa perfecta para desaparecer un rato del murmullo
la compañìa salvajemente suave y silenciosa
se vuelve blanca almohada
no quiere dormir en realidad
sòlo descansa la sonrisa
y ella se muestra
verdad y tristeza
desnuda

martes, 28 de abril de 2009

maestra


Este es el ùltimo libro que publicò Diana Rosenberg, mi Maestra de Flores.
Me gusta llamarla "maestra" porque es una palabra simple, despojada, contundente.
Generosa, Diana me invitò a pincelar algunos pàrrafos del libro que escribiò junto a Mirta merino.
Agradecida y feliz de poder compartir con ella esta etapa de mi aprendizaje, los invito a conocerla.
Estarà en la Feria del Libro el dìa 7 de Mayo a las 19 hs, en el stand nº 283, Pabellòn Verde.
Editorial Dunken

Gracias Diana

miércoles, 22 de abril de 2009

soledad


Como una piedra
eterna,
prisionera del destino de ser piedra
marcar caminos,
sostener papeles,
construir refugios,
romper cabezas
y tantos otros destinos de piedra
eterna,
aferrada a ese destino
obstinada
ciega
y dentro late un corazòn que grita entre sollozos
pero la piedra es sorda
eterna
no se entera

domingo, 19 de abril de 2009

los miedos

Las flores de esta serie son

Rock Rose, es la flor del miedo paralizante, del pànico.

Mimulus, flor de los miedos conocidos.

Cherry Plum, flor del explosivo, miedo a la pèrdida del control.

Aspen, flor del intuitivo, miedos indeterminados, de origen desconocido.

Red Chestnut, flor del otro, miedos por los otros, relaciòn simbiòtica.

Las siete series

Serie I
miedos

Serie II
incertidumbre

Serie III
desinterès

Serie IV
soledad

Serie V
influenciabilidad

Serie VI
desesperaciòn

Serie VII
preocupaciòn extrema por los demàs

domingo, 8 de marzo de 2009

Nostalgia




El mar. La mar.El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste del mar?
En sueños la marejada me tira del corazón; se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste acá?

Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento al divisar la escollera!
(Rafael Alberti)

Angel Oak

"fuerza viva"



Se calcula que el Angel Oak tiene unos 1500 años de edad, y sus ramas llegan a alcanzar una altura superior a los 20 metros. Además, su tronco tiene 2,47 metros de diámetro, y cubre un área de unos 1580 metros cuadrados… Muchos lo consideran el roble vivo más antiguo de Norteamérica, por no decir del mundo entero.El Angel Oak es un superviviente nato, porque ha aguantado el paso de huracanes, inundaciones, terremotos y, quizá lo que es más peligroso, la mano del hombre, durante más de un milenio…

Tus àngeles

Para Frida

Dormìas, no pudiste verlos. Pero fueron el verde y el azul entre tus dedos los que se entrelazaron armoniosos para masajear tu cuerpo entumecido.
Fue el rojo, el que escapò de tu pierna herida para mezclarse con la renegrida trenza hasta coronarte el sueño.
El amarillo el que se desprendiò de tu vientre enfermo para regalarte la ternura de un hijo en los brazos.
El blanco que en complicidad con tu aliento, formò la ùnica niebla capaz de confundir al gris de siempre, obstinado en invadirte con su tristeza.
El violeta inquieto, el que se moviò extraño sobre tu frente hùmeda, espantando asì a los fantasmas.
Dormìas, no pudiste verlos...
Y a la mañana eranm otros sobre tu enorme paleta de madera.
Sòlo en la noche, en esa loca cama tuya, en la que peleabas con el dolor hasta que el cansancio los vencìa a ambos.
Sòlo allì, en ese instante màgico en el que los ojos se abren sòlo al sueño, podrìa jurar, pequeña paloma; que esperabas a tus colores como quien en medio del abismo espera la llegada de algùn ser capaz de sostenerlo hasta que el terror pase, hasta siempre...
Dormìas, no pudiste verlos...
Ellos todavìa rondan tu casa,
y estàn alertas... a tu regreso.

sábado, 7 de marzo de 2009

rescàtame














mariola lanzarote

viernes, 30 de enero de 2009



Quien conserva la capacidad de ver la belleza no envejece".


Franz Kafka














Crab Apple

Poder


"No es un secreto. Todos los poderes tiene un solo origen y un solo fin, creo yo. Los años y las distancias, las estrellas y las bujías, el agua, el viento y la hechicería, la destreza de la mano de un hombre y la sabiduría de la raíz de un árbol: todo emerge al mismo tiempo. Mi nombre y el tuyo, y el nombre verdadero del sol, o el de un manantial de agua, o el de un niño aún no nacido, todos son sílabas de la gran palabra que la luz de las estrellas pronuncia lentamente. No hay otro poder. Ni otro nombre".
Un mago de Terramar
Ursula K. Le Guin
La creaciòn del viento
Matiola Lanzarote

viernes, 23 de enero de 2009

Impatiens


No sè lo que quiero...
pero lo quiero ya
No sè lo que temo...
pero lo temo ya
y deambulo en espirales
de preguntas
y corro, corro...
... corro hasta el silencio,
que està lejos...

Sencillez


"Lo que nos permiten las flores de Bach es una mayor presencia en nuestra vida, por lo que la recuperaciòn de lo que nos pasò hace tiempo es màs ìntegra y compleja. No se trata de un juego intelectual, sino de una nueva experiencia, en la que participamos activamente a travès de nuestras emociones"


Angelo Mariano
Verde armonìa

martes, 20 de enero de 2009

El origen del mal

El Grito
Osvaldo Guayasamìn


En medio de un bosque vivía un ermitaño, sin temer a las fieras que allí moraban. Es más, por concesión divina o por tratarlas continuamente, el santo varón entendía el lenguaje de las fieras y hasta podía conversar con ellas.
En una ocasión en que el ermitaño descansaba debajo de un árbol, se cobijaron allí, para pasar la noche, un cuervo, un palomo, un ciervo y una serpiente. A falta de otra cosa para hacer y con el fin de pasar el rato, empezaron a discutir sobre el origen del mal.
-El mal procede del hambre -declaró el cuervo, que fue el primero en abordar el tema-. Cuando uno come hasta hartarse, se posa en una rama, grazna todo lo que le viene en gana y las cosas se le antojan de color de rosa. Pero, amigos, si durante días no se prueba bocado, cambia la situación y ya no parece tan divertida ni tan hermosa la naturaleza. ¡Qué desasosiego! ¡Qué intranquilidad siente uno! Es imposible tener un momento de descanso. Y si vislumbro un buen pedazo de carne, me abalanzo sobre él, ciegamente. Ni palos ni piedras, ni lobos enfurecidos serían capaces de hacerme soltar la presa. ¡Cuántos perecemos como víctimas del hambre! No cabe duda de que el hambre es el origen del mal.
El palomo se creyó obligado a intervenir, apenas el cuervo hubo cerrado el pico.
-Opino que el mal no proviene del hambre, sino del amor. Si viviéramos solos, sin hembras, sobrellevaríamos las penas. Más ¡ay!, vivimos en pareja y amamos tanto a nuestra compañera que no hallamos un minuto de sosiego, siempre pensando en ella "¿Habrá comido?", nos preguntamos. "¿Tendrá bastante abrigo?" Y cuando se aleja un poco de nuestro lado, nos sentimos como perdidos y nos tortura la idea de que un gavilán la haya despedazado o de que el hombre la haya hecho prisionera. Empezamos a buscarla por doquier, con loco afán; y, a veces, corremos hacia la muerte, pereciendo entre las garras de las aves de rapiña o en las mallas de una red. Y si la compañera desaparece, uno no come ni bebe; no hace más que buscarla y llorar. ¡Cuántos mueren así entre nosotros! Ya ven que todo el mal proviene del amor, y no del hambre.
-No; el mal no viene ni del hambre ni del amor -arguyó la serpiente-. El mal viene de la ira. Si viviésemos tranquilos, si no buscásemos pendencia, entonces todo iría bien. Pero, cuando algo se arregla de modo distinto a como quisiéramos, nos arrebatamos y todo nos ofusca. Sólo pensamos en una cosa: descargar nuestra ira en el primero que encontramos. Entonces, como locos, lanzamos silbidos y nos retorcemos, tratando de morder a alguien. En tales momentos, no se tiene piedad de nadie; mordería uno a su propio padre o a su propia madre; podríamos comernos a nosotros mismos; y el furor acaba por perdernos. Sin duda alguna, todo el mal viene de la ira.
El ciervo no fue de este parecer.
-No; no es de la ira ni del amor ni del hambre de donde procede el mal, sino del miedo. Si fuera posible no sentir miedo, todo marcharía bien. Nuestras patas son ligeras para la carrera y nuestro cuerpo vigoroso. Podemos defendernos de un animal pequeño, con nuestros cuernos, y la huida nos preserva de los grandes. Pero es imposible no sentir miedo. Apenas cruje una rama en el bosque o se mueve una hoja, temblamos de terror. El corazón palpita, como si fuera a salirse del pecho, y echamos a correr. Otras veces, una liebre que pasa, un pájaro que agita las alas o una ramita que cae, nos hace creer que nos persigue una fiera; y salimos disparados, tal vez hacia el lugar del peligro. A veces, para esquivar a un perro, vamos a dar con el cazador; otras, enloquecidos de pánico, corremos sin rumbo y caemos por un precipicio, donde nos espera la muerte. Dormimos preparados para echar a correr; siempre estamos alerta, siempre llenos de terror. No hay modo de disfrutar de un poco de tranquilidad. De ahí deduzco que el origen del mal está en el miedo.
Finalmente intervino el ermitaño y dijo lo siguiente:
-No es el hambre, el amor, la ira ni el miedo, la fuente de nuestros males, sino nuestra propia naturaleza. Ella es la que engendra el hambre, el amor, la ira y el miedo.


LEON TOLSTOI